lunes, 19 de septiembre de 2016

Anticipan que será positiva la evaluación del FMI

Tras, después 10 años de interrupción en las negociaciones, llega hoy al país una misión para auditar las cuentas públicas


El Gobierno debería pasar con relativa tranquilidad la revisión del artículo IV del Fondo Monetario Internacional (FMI), que comenzará hoy en Buenos Aires después de 10 años de interrupción en las relaciones. Así lo expresaron seis negociadores argentinos que tuvieron a su cargo el vínculo con el polémico organismo de crédito multilateral.

Todos prevén que, luego de los 10 días que durará la misión, encabezada por el italiano Roberto Cardarelli, el staff del Fondo elevará al directorio un informe que elogiará el sinceramiento de las principales variables económicas y el cierre de los conflictos externos. A la vez se espera que haga alguna crítica a la política fiscal, por el nivel de gasto público y la alta inflación que persisten.

El arribo de esta misión representa un paso más en la política de reinserción internacional del Gobierno. Llega después del Foro de Inversión y Negocios, que terminó el jueves y que contó con la participación de 1688 empresas internacionales y locales, y un día antes de que el Presidente hable ante la Asamblea General de la ONU.

El informe, que no tiene un carácter vinculante para la política económica porque la Argentina no tiene vigente un programa de asistencia del FMI, le permitirá al Gobierno conseguir más fondos para financiarse en los bancos multilaterales de crédito.

En cuanto al trabajo del FMI sobre las cuentas públicas del país, el ex viceministro de Economía Daniel Marx dijo que "terminarán diciendo que hubo progresos, que la Argentina fue en una dirección para encarar y sincerar sus problemas, pero que hay situaciones que le preocupan, empezando por pedir más velocidad en el terreno fiscal y que la inflación sigue siendo alta. Creo que el informe tendrá un tono amable".

El ex negociador argentino consideró que "completar el artículo IV servirá desde el punto de vista de las relaciones públicas, por completar la normalización del país y para desembolsar más rápido créditos del BID y del Banco Mundial".

Por su parte, el ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen opinó que la revisión "será buena si hay un sentido de perspectiva de dónde venimos, aunque el género literario del artículo IV tiene algunas quejas que son parte de su redacción".

En tanto, el ex secretario de Hacienda Mario Brodherson consideró que el intercambio informativo -que el kirchnerismo dejó de realizar cuando comenzó a manipular las cifras del Indec, en 2007- "será positivo porque hace muchos años que no se lleva a cabo, y resolverlo llevará a ser un país normal, con un organismo que es más flexible y mucho menos relevante respecto de lo que fue históricamente".

Otro ex secretario de Finanzas, Lisandro Barry, sostuvo: "No espero ninguna sorpresa. El FMI, que está devaluado después de la crisis argentina, sabe el desastre que fue el país en materia de estadísticas públicas y trabajó en conjunto para revertirla. Por lo tanto, creo que será una misión tranquila, sobre todo porque el país no le pide ningún préstamo. Así que no espero rispideces".

En particular, Barry estimó que el organismo "expresará su preocupación por el tema del déficit, porque nadie sabe muy bien cuál es el verdadero efecto de las medidas impositivas que se tomaron, pero creo que será el único punto tirante, en un contexto que será muy tranquilo".

En el equipo económico confían en que, más allá de las objeciones formales sobre este punto, podrán demostrar que es viable la estrategia de ir reduciendo el déficit gradualmente. Respecto de la inflación, consideran que éste será un paso más en el camino a que el Fondo levante la moción de censura contra el país.

En off the record, dos ex secretarios de Finanzas de la era kirchnerista coincidieron con el diagnóstico previo de sus colegas. "El FMI no se tirará en contra del Gobierno. Seguramente dirán algo por la alta inflación y el alto gasto público, elogiarán los avances financieros en general y la política monetaria en particular", apostó uno de ellos.

Su par indicó que "posiblemente el FMI cuestione al Gobierno por derecha en lo fiscal y en materia de subsidios, con elogios a la macro".

El optimismo respecto de la revisión actual también puede basarse en lo que ocurrió en el último examen, cuando en 2006 el FMI elogió la "solidez de la recuperación económica" llevada a cabo por el kirchnerismo a través de un "fuerte ajuste fiscal", un tipo de cambio estable y un sistema financiero rentable. Ese último intercambio fue durante la gestión presidencial de Néstor Kirchner y de Felisa Miceli como ministra de Economía.

La evaluación del Fondo tuvo un tono positivo, pese que el presidente Néstor Kirchner ya había cancelado toda la deuda del país con el organismo como una gesta política y no quería que los delegados del FMI volvieran al país. Sin embargo, su equipo económico lo convenció de que se trataba de un trámite de bajo costo político, de nula trascendencia para la política local y que le ahorraría los dolores de cabeza que luego enfrentó la presidencia de Cristina Kirchner al no entender estos principios.

Los técnicos del FMI permanecieron 15 días en Buenos Aires en el marco de una absoluta reserva, en un diálogo encabezado por Rajin Tejas -segundo de Rodrigo de Rato, entonces director gerente del FMI- y el secretario de Finanzas, Alfredo Mac Laughlin. Este funcionario, de acceso directo a Kirchner, fue clave para persuadir al entonces Presidente de las ventajas de mantener abierto el diálogo, aunque el discurso público del gobierno fuera por otro lado.

Por esta razón, la discusión fue en un tono amable, con la ayuda de que el país aún contaba con estadísticas confiables, porque el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, no había comenzado a manipularlas. En este sentido, el informe destacaba la solidez de la recuperación económica después de la crisis argentina de 1998-2002, aunque mencionaba los desafíos que enfrentaba el país para recuperar una senda de crecimiento económico sostenido, y ya advertía por el creciente nivel de inflación, que luego el Gobierno se negaría a reconocer hasta el final de su ciclo político.

El reconocimiento del directorio del Fondo no era un dato menor, luego de que durante la crisis argentina se negara a admitir la posibilidad de que el país se recuperara sin pasar antes por una hiperinflación, como lo deslizaba la administración del organismo que en ese momento lideraba con dureza la funcionaria noteamericana Anne Krueger.


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